miércoles, 20 de noviembre de 2019

Philip Brubeck, socio de Verbo Azul

Esta semana, Verbo Azul va a ubicar su recorrido a muchos mares de distancia, esta semana, Verbo Azul va a viajar a los profundos e inagotables paisajes de México, allí donde el misterio del pasado y del presente, donde el mundo total y el inframundo se cruzan en una fusión terriblemente bella y terriblemente descriptiva.

Y vamos de la mano y el texto de Phillip E. Brubek G., el hombre que nos ha abierto su casa y su Editorial en Durango y que forma abrazada parte de Verbo Azul. Sigo parcialmente su biografía a través de sus propias palabras de presentación en la entradilla que sobre sí mismo expone al presentar la Editorial Bellas Letras, donde tanta acogida tenemos muchos de nosotros.

“Nací en la ciudad de México en 1958, pero viví la plenitud de mi infancia en Monclova, ciudad del norteño estado de Coahuila, en México, donde los rayos solares del semidesierto fijaron en mi ser el amor por la lectura, con un apasionamiento especial en el Poema del Mío Cid, convirtiéndome en un devorador de libros. Los resultados no se hicieron esperar mucho, alejado del terruño querido, por razones de estudios, en medio del valle de asfalto, vidrio y concreto del Anáhuac, cuando tenía dieciséis años de edad brotó el impulso creador de las letras a través de poemas y narraciones. Mientras estudiaba Derecho, el amor o la soledad, el espíritu de consejo o consuelo a los amigos, impulsaron la pluma para plasmar en el papel cuentos y reflexiones, muchos de ellos siguiendo las enseñanzas de Hermann Hesse, Vargas Llosa, Azorín y otros grandes maestros; algunos de estos escritos se publicaron al inicio de la década de los ochenta en la revista La Familia Cristiana de la ciudad de México. En 1981 vio la luz la primera edición del “Código del Amor para el Noviazgo”.

Concluidos los estudios de licenciatura en Derecho y la especialidad en Filosofía Política y Social, el trabajo me llevó a la ciudad de Durango que me acogió en su hospitalario valle del Guadiana, donde empecé como articulista en el periódico La Voz de Durango, un par de años después estuve como reportero en ese medio y en el periódico El Siglo de Torreón.

Escribir de manera constante es el impulso vital, la razón de ser. En esta nueva época me afilié a la Red de Escritores de Durango, a la Sociedad de Escritores de Durango y fui aceptado en la Asociación Literaria Verbo Azul de España.

En diciembre de 2008 fundé Ediciones Bellas Letras y desde abril de 2016 dirijo la operación de la página web de Ediciones Bellas Letras, donde promuevo las obras de autores de diversos países y también publico mis escritos.

Hacemos un breve resumen de su obra como articulista y como narrador a continuación:

Código del Amor para el Noviazgo en materia del fuero común. Ediciones Paulinas, S.A., México, 1981. Ediciones Bellas Letras, Durango, 2ª edición 2008, 3ª edición 2010. 1ª edición electrónica 2016.

ARTÍCULOS:

– “La niña del sombrero”. Cuento publicado como “Una gran amistad” en Antología Red de Escritores Independientes de Durango, A.C., Instituto Municipal de Arte y Cultura, Durango, 2007.
– “Ausencia” y “Por un pelito”. Cuentos publicados en Antología Red de Escritores Independientes de Durango, A.C., Instituto Municipal de Arte y Cultura, Durango, 2008.
– Encuentro de Mentes: el éxito en los negocios. Ediciones Bellas Letras, Durango, 2008.
– Rumbo a la civilización del Amor. Ediciones Bellas Letras, Durango, 2009.
– Libre. Instituto de Cultura del Estado de Durango, Durango, 2013.
– “Concierto renaciente”. Cuento publicado en La hoja azul en blanco N° 20, Asociación Literaria Verbo Azul, Alcorcón, España, otoño-invierno 15/16.
– “Alma de cantera.” Cuento publicado en la revista La hoja azul en blanco, N° 21, Asociación Literaria Verbo Azul, Otoño-Invierno 16/17, Alcorcón, España.
– La polémica del matrimonio. Ediciones Bellas Letras, Durango, 1ª edición electrónica, 2017.
– Con odio en la sangre. Instituto Municipal de Arte y Cultura, Durango, 1ª edición, 2017.

Libros publicados:

– Código del Amor para el Noviazgo en materia del fuero común. Ediciones Paulinas, S.A., México, 1981. Ediciones Bellas Letras, Durango, 2ª edición 2008, 3ª edición 2010. 1ª edición electrónica 2016.

– “La niña del sombrero”. Cuento publicado como “Una gran amistad” en Antología Red de Escritores Independientes de Durango, A.C., Instituto Municipal de Arte y Cultura, Durango, 2007.

– “Ausencia” y “Por un pelito”. Cuentos publicados en Antología Red de Escritores Independientes de Durango, A.C., Instituto Municipal de Arte y Cultura, Durango, 2008.

– Encuentro de Mentes: el éxito en los negocios. Ediciones Bellas Letras, Durango, 2008.

– Rumbo a la civilización del Amor. Ediciones Bellas Letras, Durango, 2009.

– Libre. Instituto de Cultura del Estado de Durango, Durango, 2013.

– “Concierto renaciente”. Cuento publicado en La hoja azul en blanco N° 20, Asociación Literaria Verbo Azul, Alcorcón, España, otoño-invierno 15/16.
– Cuentos Europeos y de otras latitudes. Ediciones Bellas Letras, Durango, 1ª edición electrónica, 2016.
– “Alma de cantera.” Cuento publicado en la revista La hoja azul en blanco, N° 21, Asociación Literaria Verbo Azul, Otoño-Invierno 16/17, Alcorcón, España.
– Con odio en la sangre. Instituto Municipal de Arte y Cultura, Durango, 1ª edición, 2017.


Vamos pues con la narración que nos ha enviado para esta ocasión:


NO TE CANSES.

El polvo calcáreo flotaba moroso en el ambiente, se adhería a su piel con el sudor formando una ligera costra blanquecina, como queriendo encubrir esa tristeza profunda que desde hacía días lo atosigaba.

Ese entorno desértico lo estaba dejando seco. Durante un tiempo el ideal de mejorar su realidad social le había impulsado en el desempeño de su profesión, la imaginación le acompañaba, veía cuanto sucedía a su alrededor, escuchaba atento el decir y sentir de sus coterráneos, sus sufrimientos, sus frustraciones, por lo que con su espíritu crítico discernía entre lo bueno y lo malo de cada situación, pero un impulso vital le impelía a proponer cosas que pudieran ayudar a mejorar, junto con sus críticas.

Aquellas personas que estaban en la posición de hacer algo en bien de la sociedad, lo veían a él como un mal necesario. Sí, reconocían su experiencia, cuarenta años laborando, en la aplicación práctica de las ciencias sociales, con acendrado humanismo, pues para él la persona era el centro de su actuar, de ahí la rectitud de sus valores morales. Pero precisamente eran sus principios los que afectaban directamente a la conciencia de los funcionarios públicos, pues estos preferían satisfacer primordialmente sus ambiciones personales de dinero y poder, relegándolo, ignorándolo, aunque lo mantenían a su lado como un mal necesario, para utilizar sus conocimientos y habilidades cuando fuera necesario.

Por regla general Andrés buscaba siempre el lado positivo de su controvertida situación, con optimismo permanecía erguido, estudiando, proponiendo nuevas cosas, avanzando.

Confiaba de más en la bondad de las personas, a pesar de sus años, ya cerca de la sexta década; varias veces le habían envuelto con mentiras para expoliarle dinero de su escaso sueldo, con lo que solamente incrementaba sus deudas por los fraudes de que fue objeto por parte de quienes una vez se dijeron sus amigos, que no le fallarían, y luego, cuando le hubieron estafado se burlaron de él.

Muchas cosas las fue acumulando en el silencio, de vez en cuando la frustración le hacía buscar un confidente para desahogarse, pero pocos realmente lo escuchaban, más bien era Andrés quien terminaba escuchándolos a ellos, sobre sus problemas económicos, laborales o conyugales; bondadoso se olvidaba de sí mismo para consolar o ayudar, por lo menos con una palabra de aliento a sus amigos.

El sol caía a plomo ese viernes siguiente a la primera luna llena de primavera, la gente se empezaba a dispersar al terminar el viacrucis viviente en el atrio de la catedral. Las cruces de las dos torres apuntaban hacia el cielo azul totalmente despejado. Resguardados en sus nichos empotrados en los espacios dejados por las seis columnas de la fachada de cantera ocre, los apóstoles le miraron por entre la multitud, instándolo a ingresar en el recinto sagrado.

No sabía con precisión qué le hacía sentirse peor, si el sol del desierto chihuahuense o la soledad.

Entró en el recinto sagrado, la luz que entraba por los ventanales formaba haces y proyectaba las sombras donde no podía penetrar. Las imágenes de los santos se encontraban cubiertas con paños morados, solamente estaba visible el Crucificado, en el altar mayor con sus pilares de mármol de Carrara.

A mitad de la nave, protegido por la sombra de una columna, se sentó Andrés; el fresco lo fue envolviendo.

Mirando a ese Cristo, con tristeza fue recorriendo la forma como se había ido aislando, pues a veces porque no entendía ni soportaba la estulticia de las personas ofuscadas en su egoísmo idólatra del poder y el dinero, aunque sus discursos siempre estaban impregnados de palabras ensalzadoras de la justicia social para esconder su rapacidad.

- ¿Por qué Señor?, ¿por qué ha tenido que ser así? Sabes, ya no aguanto más, no tengo con quien hablar, cada vez que lo intento con mi esposa, ella se indigna y en su afán por apoyarme despotrica en contra de todos los políticos y funcionarios corruptos, la impunidad de que gozan protegiéndose unos a otros para esconder sus rapiñas. Termina callándome pues ella es la que habla y habla sin parar, sin dejarme decir cuanto quisiera.

“Sí, tengo muchos amigos, pero no sé, como que nadie me escucha por completo, por eso me he ido metiendo en una soledad íntima en la que no he podido encontrar quien me escuche, pues aunque no lo creas, el consejero requiere de un consejo.”

“Soy humano mi Señor, a pesar de estar rodeado de mucha gente, me pesa mi soledad, por eso evito algunas reuniones y eventos.”

“Con mis hijos no me puedo desahogar, no sé, no me atrevo a externar mi tristeza, mis frustraciones frente a ellos, ¿para qué preocuparlos y hacerles cargar pesos que no les corresponden?, mejor en silencio dejo que me den un beso en la mejilla, una caricia, sus risas juveniles.”

“Discúlpame Señor que haya venido a importunarte con mi llanto, con mis sufrimientos que en nada se comparan con tu dolor por los pecados de la humanidad y la soledad que te impusieron en la cruz.”

Con los codos sobre sus piernas, descansó en las palmas de sus manos sus ojos. Andrés guardó silencio, sus pensamientos se aquietaron a pesar de que había muchas más cosas por echar afuera, estaban atoradas en un dique mudo haciendo presión para derribar el muro. Silencio, tanto en el templo como en su cerebro.

A pesar de tener los ojos cubiertos por sus manos, cual si fuera un fosfeno sus nervios ópticos captaron el resplandor del crucificado.

- Aquí estoy hijo mío -escuchó una voz en su interior-, tienes razón, a mí también me abandonaron en la soledad de la cruz. El dolor interno de la maldad humana me hizo llorar en el Getsemaní cuando hablaba con mi Padre, así como lo haces ahora tú conmigo.

“Puedes seguir hablando hasta que termines de desahogar cuanto te acongoja. Aunque a veces no lo parezca, siempre he escuchado tus palabras, sí atiendo a tus plegarias, aquí estoy, con los brazos abiertos para recibirte en un abrazo, como el padre al hijo. Ven, recuéstate en mi regazo.”

La voz varonil hizo una pausa para que espiritualmente se pudiera realizar la acción recomendada. Andrés lo abrazó, sus manos pudieron sentir las heridas de los latigazos en la espalda de Él.

- En este mundo hay muchos ciegos que no quieren ver. Existen muchos sordos que no quieren oír.

Las palabras eran tranquilas, en ellas no había ningún signo de rencor, solamente la comprensión amorosa.

- No te dejes vencer, sigue adelante haciendo el bien, aunque parezca poco, aunque no lo creas, eso te está santificando.

- Pero siento que no puedo más, a pesar de mis esfuerzos nadie me hace caso. Hago el bien y recibo el mal. Hablo y no me escuchan. ¡Estoy solo!

- ¿Te acuerdas del profeta Elías?, él también se sentía derrotado, por eso se sentó debajo de una retama y se deseó la muerte, pero al igual que a él, yo te voy a dar mi fuerza. Cuando menos lo esperes siempre voy a poner a otra persona a tu lado, siempre vas a tener a alguien junto a ti, tus hijos, tu esposa, amigos, para que te apoyen, aunque no siempre sea como lo esperes.

“No te canses de proponer cosas que ayuden a tu gente, no te canses de hablar, recuerda cómo Isaías y Juan el Bautista dijeron: «Una voz clama en el desierto, enderecen sus caminos», fue la voz de ellos, fue la voz mía cuando estuve en la tierra. Muchos creyeron, se arrepintieron y enderezaron sus caminos. Es tu voz que habrá de dar frutos en tu tierra, pero mantén la calma, vamos, te he visto cuando explotas por la frustración que te genera la obcecación de quienes se obstinan en mantener la contraria para no permitir que se hagan las cosas aunque sean buenas, solamente por el afán de demostrar el poder que tienen, haz el esfuerzo para no desesperarte, de lo contrario te puedes convertir en un viejillo renegado

- Es más -agregó el hombre atribulado- por defender el interés público buscando la justicia humana, la calumnia del hombre falso me difama por todos los medios y las redes sociales acusándome de delitos que jamás he cometido. «Hazme justicia, oh Dios, y mi causa defiende contra esta gente sin amor; del hombre falso y fraudulento líbrame» -recitó los versos del salmo-. Han enlodado mi nombre como si fuera el peor de los criminales para eludir la acción de la justicia haciéndose las víctimas del delito que ellos cometieron ante la opinión pública, y lo que esos defraudadores publicaron en internet, otros falsos periodistas de investigación en su insidia y su afán de notoriedad, lo sacan a la luz pública cuando se les antoja, haciéndolo pasar como si fuera una verdad.

- Los necios son quienes creen cuanto se publica con visos de verosimilitud en internet. A ellos nunca les vas a dar gusto, cambian de manera constante como la dirección del viento. Hoy creen a pie juntillas una cosa y mañana la contraria. Vanidad de vanidades la vanagloria que se busca en la fama pública, no te preocupes por ella. Quienes realmente te conocen saben que en ti no hay doblez, pues han visto que buscas la congruencia entre tus principios y tu actuar, a la vez que comprenden y te ayudan a corregir los errores que cometes como cualquier humano.

El silencio se volvió a hacer en su alma, un silencio reconfortante, como el que imperaba al interior del templo, con esa actitud divina de escuchar con paciencia, sabiduría y amor.

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