
El pasado día 17, tras aterrizar en el aeropuerto de Madrid (procedentes de París, donde disfrutamos
de unos días magníficos de arte, fotografía, paseos y alegría), dejamos las maletas en casa y a las 20:30 llegamos al famoso
Café Gijón, con una larga historia de coloquios, grupos, arte y cultura. Allí estaban algunos compañeros de la
Asociación Verbo Azul (a la que pertenezco) y una amplia representación de la
Asociación Versos Pintados del Café Gijón, que nos habían invitado a este evento dual. Fue un encuentro poético, en el que se habló de poesía y se recitó, con mejor fortuna por parte de algunas personas, y peor fortuna por parte de otras, pero... ya se sabe, así es este oficio de la palabra, no siempre se acierta y las más de las veces se yerra. Que la poesía no se deja fácilmente camelar.
De los poemas recitados por los integrantes de Versos Pintados, me gustaron especialmente dos: el recitado por una joven poeta (no recuerdo su nombre), y el que (acerca del amor) recitó la maestra y poeta Socorro Mármol.
La velada contó, como no, con las palabras de Pepe Barcena (para abrir y cerrar el acto), y fue larga e intensa.
Nieves Álvarez Martín
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