El jueves 29 de enero, la mítica sala Libertad 8 de Madrid se vistió de fiesta para albergar una nueva edición de la Odisea Poética. De la mano de Alfredo Piquer, oficial y mentor, asistimos a un recorrido emocionante y emocionado, a una travesía mágica e inabarcable alrededor de la palabra.
Tras una breve introducción sobre el sentido del viaje y el regreso, a cargo del capitán de la partida, Alfredo Piquer, Ana Bella López Biedma, acompañada a la guitarra por José Luis Hinojosa, interpretó una versión del clásico Moon River, que preparó el ambiente - y los corazones - para lo que había de venir, para toda la luz que se quedaría temblando en nuestras manos. Después Tulia Guisado leyó y convenció. Poemas río, poemas hechos a golpe de conciencia en riesgo y en asombro. Poemas, al cabo, que nos hicieron garantes de la voz y la certeza, fedatarios del fuego.
Tras una breve introducción sobre el sentido del viaje y el regreso, a cargo del capitán de la partida, Alfredo Piquer, Ana Bella López Biedma, acompañada a la guitarra por José Luis Hinojosa, interpretó una versión del clásico Moon River, que preparó el ambiente - y los corazones - para lo que había de venir, para toda la luz que se quedaría temblando en nuestras manos. Después Tulia Guisado leyó y convenció. Poemas río, poemas hechos a golpe de conciencia en riesgo y en asombro. Poemas, al cabo, que nos hicieron garantes de la voz y la certeza, fedatarios del fuego.
Tras su lectura, de nuevo fue el turno de la música. Ana Bella López y José Luis Hinojosa volvieron a cantar y a emocionarnos, esta vez con uno de los temas incluidos en su disco "En clave de mí", "A solas contigo", una lírica habanera con todo el sabor de la sal, de la belleza.Para terminar las lecturas, Alfredo Piquer dio paso a Concha García, poeta catalana que nos dejó toda la sed, todo el silencio. Después de su intervención, Ana Bella y José Luis interpretaron dos nuevas canciones: "Dime", un tema de su disco, y una inolvidable versión de "El Hombre del Piano", que nos dejó a todos con el corazón en llamas.
Cuando llegamos a puerto, todos éramos conscientes de haber cumplido un reto, de haber sido testigos de algo único. Fuera el frío vaciaba las calles. El calor se quedó - para siempre - con nosotros.
Ana Garrido
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