Y allí estábamos frente a un gran grupo de mujeres hermosas, luchadoras y sedientas de palabra. Pocas veces un público más entregado, pocas veces un silencio más demoledor y unos aplausos más sentidos. Porque aunque sean muy diferentes entre sí, todas tienen en común esa sensibilidad que hace que cada poema lo sientan como suyo, que vibren con cada palabra como si estuvieran escritas para ellas.
Los versos llenaron el aula y los corazones de todos. Hubo silencios, risas, alguna lágrima y mucha, mucha emoción. Y al final nos obsequiaron con una preciosa placa agradeciendo a Verbo Azul su cariño y su apoyo. Y la tarde se hizo sol.
Ana Bella López Biedma