martes, 1 de abril de 2014

En la Casa de Guadalajara, presentación del libro "Calendarios dispares y otros poemas", de Juan José Alcolea y Ana Garrido (25 de marzo de 2014)

Fuera, en la calle, todo es lluvia y desasosiego. Un día de esos en los que no apetece nada salvo manta y sofá. Pero allí, en el salón de la casa de Guadalajara, el clima es otro. La gente va llegando a cuentagotas tras pelear con las inclemencias del tiempo, pero no falta. Van llegando y sí, no están todos los que son, pero son todos los que están: Manolo Cortijo (prologuista excepcional), Hortensia Higuero, Isidro Sánchez Brun, Rocío Ordóñez, Fernando Fiestas, Concha García de los Arcos, Pedro A. González Moreno, Alejandro Cernuda, Davina Pazos, David Morello, Eva Barro, José Luis Sevillano, Celsa Blanco, Joseto Romero, Isabel Miguel, Mary Santos Caballero, Cristina Cocca, Fermín Fernández, Ángel Muñoz, Marisa González, Silvia Cuesta, Isabel Abelleira, Carmina Casala, Eduardo Merino, José María Garrido, Alfredo Piquer, Pedro Mateos, entre otros.

En la mesa Juanjo Alcolea y Ana Garrido, acompañados de May Gracia, Antolín Amador y Lidia López esperan unos minutos a los últimos rezagados. May presenta a Juanjo y Ana, breve, concisa, sobria, sabe quiénes son los protagonistas. Y da paso a Antolín que presenta el libro como no puede ser de otro modo “a la manera Antolín”, con esa franqueza y autenticidad que uno sabe distinguir a la legua, fresco, con esos toques de humor que tanto le caracterizan. Después, por fin, los poetas. Los poetas que se vuelven nuestros cómplices para hablar por una mujer, dos voces que parecen una, en ese calendario que nos cautiva y nos emociona por igual y en el que nos sentimos partícipes del juego de quién es quién. 

Al término de esa primera parte, servidora canta lo que cree que son (debido al carácter del libro no existe la certeza) un poema de Juanjo musicado por José Luis Hinojosa y otro de Ana Garrido con música de esta que escribe. No quiero darme la vuelta pero puedo sentir que mientras canto sus poemas (algo que a ellos les pilla de sorpresa) están emocionados.


Después la segunda parte se desgrana en poemas de ambos, en un duelo que tiene un final en tablas, con un magnífico poema recitado a dúo que provoca la ovación de los asistentes. Para finalizar Lidia, risueña pero seria en su papel, con el que nos regala libros de tan bella factura como el que se presenta, termina el acto en un círculo perfecto.

Fuera, en la calle, la lluvia se engaña pensando que el día está desapacible. Dentro hace sol. Los culpables, Juanjo y Ana. Los beneficiarios, los que tenemos el placer de compartirlo con ellos. En resumen, una gozada. 

Ana Bella López Biedma



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